La sensibilidad dental es un síndrome doloroso que puede llegar a ser de carácter crónico con situaciones de dolor agudo, a veces muy molesto. Es un problema muy común que se presenta en 1 de cada 7 personas. Este dolor transitorio es derivado de la exposición de la dentina a estímulos químicos, osmóticos, térmicos o táctiles y que no pueden asociarse a otro tipo de patología dental.
La sensibilidad dental o bien no se identifica correctamente, o bien se sufre en silencio. En algunas personas la hipersensibilidad es tolerable, mientras que en otras es un problema que afecta a su calidad de vida, hábitos de higiene oral e incluso a su dieta. De ahí la importancia de detectar si se trata de un problema agudo o crónico y utilizar el producto más adecuado.
En condiciones normales, cuando el diente está sano, sólo el esmalte está en contacto con el medio oral y la encía cubre la unión entre el esmalte y el cemento radicular. Cuando el cemento o la dentina quedan expuestos a causa de la recesión gingival o de la pérdida de esmalte, un estímulo externo táctil, térmico o químico puede desencadenar esta sensación dolorosa, que en condiciones normales no causaría ninguna molestia.
Para combatir el dolor de los dientes sensibles es necesario el uso de un tratamiento diario que disminuya la sensación dolorosa provocada por los estímulos externos y que proteja dientes y encías frente a estos estímulos. Los dientes sensibles se presentan como un dolor agudo, donde se necesita una rápida acción desensibilizante y una mínima abrasión. Algunas pastas dentífricas específicas para tratar la sensibilidad dental eliminan la sensación dolorosa gracias al nitrato potásico y al fluoruro sódico.
Situaciones que pueden favorecer la sensibilidad dental:
- La abrasión o desgaste de esmalte, por ejemplo al realizar una técnica de cepillado incorrecta, , retenedores de prótesis, hábitos adquiridos como la costumbre de tener objetos extraños en la boca como alfileres, bolígrafos, etc.
-La atricción es el contacto de diente con diente en las superficies de masticación que puede provocar una pérdida de esmalte. Se le conoce con el nombre de bruxismo (movimiento mandibular de carácter voluntario o involuntario que se manifiesta como apretamiento de los dientes).
- La erosión es la pérdida o desgaste del esmalte dental por acción química. Se genera por dietas ricas en ácidos como tomates frescos, cítricos y bebidas carbonatadas, productos de blanqueamiento dental, y los ácidos gástricos
-Tratamientos odontológicos como limpiezas profesionales, el tratamiento periodontal básico o una complicación en la ortodoncia.
Tomado de: www.blogsaludbucal.es
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