Usado en cantidades adecuadas, el flúor hace fuertes a los dientes y coadyuva en el tratamiento de la osteroporosis. Pero cuando se consumen cantidades excesivas, se puede convertir en un carcinógeno que causa cáncer en hueso, pulmón y vejiga. Por sus propiedades positivas, el flúor se adiciona con frecuencia al agua en acueductos públicos o a la sal de mesa y a la inmensa mayoría de las pastas dentales (dentífricos) para adultos producidos comercialmente.
Determinar el nivel de flúor, ya sea en el agua, en productos de consumo o en el cuerpo humano ha sido un desafío importante y atractivo para los científicos. Para responderlo, un investigador de la Universidad del Estado de la Florida ha desarrollado un sensor molecular que cambia de color cuando se le añade una muestra que contiene flúor. Al diseñar un sensor adecuado, el laboratorio ha logrado una extraordinaria sensibilidad “nanomolar” hacia el flúor, lo que significa que puede detectar una cantidad de una diezmilésima de miligramo de flúor en un litro de agua. Esto lo hace uno de los sensores de flúor más sensibles que se conozcan hasta la fecha.
Determinar el nivel de flúor, ya sea en el agua, en productos de consumo o en el cuerpo humano ha sido un desafío importante y atractivo para los científicos. Para responderlo, un investigador de la Universidad del Estado de la Florida ha desarrollado un sensor molecular que cambia de color cuando se le añade una muestra que contiene flúor. Al diseñar un sensor adecuado, el laboratorio ha logrado una extraordinaria sensibilidad “nanomolar” hacia el flúor, lo que significa que puede detectar una cantidad de una diezmilésima de miligramo de flúor en un litro de agua. Esto lo hace uno de los sensores de flúor más sensibles que se conozcan hasta la fecha.
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